miércoles, 8 de septiembre de 2010

Hito 2: Minería en la Época Colonial



La minería colonial inicio a fines del decenio de 1530, teniendo como primeros yacimientos de oro en Nueva Granada, en el Magdalena y en el Cauca, y de plata en Jauja y Huancayo en 1539. Los españoles tenían la noción de que los metales que más abundaban en Perú eran el oro, la plata y el mercurio. En estos primeros años de la Conquista, sus esfuerzos estuvieron dirigidos a obtener los metales preciosos de cualquier forma, saqueando templos, palacios y tumbas.
En el siguiente decenio los españoles descubrieron lo que se convertiría en los yacimientos de plata más importantes de América: las minas de Potosí. Este descubrimiento tuvo una influencia decisiva en el desarrollo de la región del Altiplano, llegando a tener 160 000 habitantes, de los cuales 15 000 eran mineros. Estos yacimientos no fueron explotados por los incas; ya que al parecer el Cerro Rico de Potosí era considerado una huaca, así como también un cierto tipo de minas prehispánicas eran consideradas como tales.
La minería colonial se sustento en dos grandes elementos de explotación; el primero de carácter geológico (las reservas metálicas)  y de carácter social (el esfuerzo de los indios). En esta etapa el virrey Toledo adopto la mita incaica solo en su aspecto de servidumbre, sin brindarle condiciones mínimas humanitarias al indio.
La minería tuvo un papel fundamental en la creación y desarrollo de un mercado interno en el Virreinato del Perú, ya que fue la minería la que impulsó, por ejemplo, la mercantilización de la producción agraria. Gracias a la extracción de metales tan costosos, a finales del siglo XVI, existió una verdadera demanda de artículos importados de Europa y de otros continentes, revelando las distintas presencias continentales en el espacio peruano.
 


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